El Banco Mundial ha destacado la crítica situación laboral en los países en desarrollo, donde aproximadamente el 70% de los empleos son informales. Esta informalidad se traduce en condiciones laborales precarias, con escasa productividad y remuneraciones insuficientes, lo que plantea un desafío significativo para el desarrollo económico y social de estas naciones.
A pesar de que el sector privado es el principal motor económico, generando cerca del 90% de los empleos y el 75% de las inversiones en estas economías, su capacidad para fomentar un crecimiento sostenible se ve amenazada. Con el 84% de la población laboral global concentrada en países en desarrollo, el hecho de que solo el 25% de los empleos remunerados estén en estos países indica una profunda desigualdad en la distribución de oportunidades laborales.
El informe Business Ready 2024 del Grupo Banco Mundial revela que, aunque se reconoce la necesidad de un entorno empresarial favorable, muchas economías aún no han logrado establecer las condiciones adecuadas para el desarrollo de negocios. Esto limita la capacidad del sector privado para atraer inversiones y generar empleos formales que puedan mejorar la calidad de vida de los trabajadores.
La lenta recuperación económica global, marcada por la tasa de crecimiento más baja en tres décadas, añade presión al sector privado en los países en desarrollo. Las dificultades para establecer un clima propicio para los negocios contribuyen a perpetuar la informalidad y la inseguridad laboral, creando un ciclo vicioso que impide el progreso.
Para romper con esta situación, es esencial que los gobiernos y las instituciones trabajen en la creación de políticas que fomenten la formalización del empleo y mejoren las condiciones laborales. Solo así se podrá aprovechar el potencial del sector privado y garantizar un crecimiento inclusivo que beneficie a toda la población.