El transporte marítimo desempeña un papel crucial en la economía global, ya que es responsable del movimiento del 80% del comercio internacional, según informa el Banco Interamericano de desarrollo (BID). Esta actividad no solo facilita el intercambio de bienes y servicios, sino que también representa una oportunidad significativa para el desarrollo económico de América Latina y el Caribe. Sin embargo, el sector enfrenta un reto considerable: sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) ascienden a aproximadamente el 3% del total global. De hecho, si el sector marítimo fuera considerado un país, se clasificaría como el sexto mayor emisor a nivel mundial, lo que resalta la necesidad urgente de adoptar prácticas más sostenibles.
Ante esta situación, los países miembros de la Organización Marítima Internacional (OMI) han establecido un compromiso ambicioso: alcanzar la carbono-neutralidad en el sector para 2050. Este objetivo representa un desafío monumental que requiere la implementación de tecnologías limpias, mejoras en la eficiencia energética y un cambio hacia combustibles menos contaminantes. A medida que se avanza hacia este objetivo, la integración de estrategias de mitigación y adaptación al cambio climático se convierte en una prioridad para asegurar la sostenibilidad del transporte marítimo.
A pesar de la importancia de estas iniciativas, la atención dedicada a la mitigación y resiliencia climática en América Latina y el Caribe sigue siendo limitada. La región carece de estrategias robustas y medidas específicas que permitan descarbonizar el sector marítimo y adaptarlo a los impactos del cambio climático. Esta falta de acción se traduce en una vulnerabilidad significativa frente a los desafíos ambientales, lo que podría afectar no solo la infraestructura portuaria, sino también el comercio y la economía regional en su conjunto.
La urgencia de las medidas a implementar es evidente. Los plazos establecidos a nivel global, junto con la magnitud de los cambios necesarios, demandan una respuesta rápida y efectiva por parte de los gobiernos y las autoridades marítimas de la región. Para lograr una transformación sostenible en el transporte marítimo, es crucial que se establezcan políticas claras, se fomente la colaboración internacional y se invierta en tecnología e infraestructura resiliente. Solo así América Latina y el Caribe podrán enfrentar los desafíos del cambio climático y contribuir de manera significativa a la reducción de emisiones en el sector marítimo.