El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que la deuda mundial superará los US$100 billones a finales de 2024, destacando que los niveles de deuda pública a nivel global se encuentran en máximos históricos. Esta cifra representa una alarma para los organismos financieros internacionales, ya que la deuda seguirá incrementándose a medio plazo, lo cual supone un desafío significativo para la economía mundial.
Este aumento está impulsado tanto por la acumulación de deuda pública como privada, debido a factores como los altos gastos fiscales realizados en respuesta a recientes crisis globales y a la ralentización de la economía en diversas regiones.
Según el FMI, las proyecciones indican que, en un escenario extremadamente adverso, la deuda mundial podría alcanzar un nivel aún más preocupante, situándose en torno al 115 % del Producto Interno Bruto (PIB) global en un plazo de tres años. Esto supondría un incremento de aproximadamente 20 puntos porcentuales respecto a la proyección de base, lo que resalta la vulnerabilidad de muchas economías a posibles crisis financieras. Este escenario adverso podría tener repercusiones serias en la estabilidad económica, dado que los países se enfrentarían a mayores presiones para cumplir con sus obligaciones financieras.
Para evitar que la deuda siga creciendo a estos niveles alarmantes, el FMI enfatiza la necesidad de realizar ajustes fiscales más significativos de lo inicialmente previsto. Los ajustes fiscales serán fundamentales para reducir el ritmo de acumulación de deuda y estabilizar las finanzas públicas en el largo plazo. Sin estos ajustes, la deuda podría volverse insostenible, incrementando los riesgos de crisis de deuda en diversas economías, especialmente en aquellas con fundamentos fiscales más frágiles.
El FMI también subraya la importancia de reponer las reservas fiscales en los próximos años, advirtiendo que cualquier retraso en esta tarea será costoso para las economías globales. Recuperar las reservas fiscales permitirá a los gobiernos tener margen de maniobra para enfrentar futuras crisis sin depender excesivamente del endeudamiento. Este fortalecimiento de las reservas fiscales contribuirá a la resiliencia económica y permitirá a los países gestionar mejor los efectos de choques económicos o financieros.
Además de los ajustes fiscales, el FMI recomienda reforzar la gobernanza fiscal como una medida clave para garantizar la sostenibilidad de las finanzas públicas. Esto incluye implementar políticas fiscales que promuevan el crecimiento y mejorar la gestión de los recursos públicos para maximizar su impacto. La gobernanza fiscal robusta y orientada hacia el crecimiento económico contribuirá a la estabilidad financiera, permitiendo a los gobiernos enfrentar los desafíos de la deuda sin poner en riesgo la recuperación y el desarrollo económico de sus países.