En El Salvador era frecuente que mercancías importadas de consumo masivo, como carnes, bebidas y galletas, permanecieran detenidas hasta cinco días en las aduanas del país, un retraso que se traducía en mayores costos para empresas y consumidores, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
“Todo antes era en papel”, dice Blanca Alicia Roque, directora ejecutiva de la Asociación de Distribuidores de El Salvador (ADES), una de las asociaciones gremiales más importantes del país y responsable de la distribución del 85% de los productos de consumo masivo en el mercado salvadoreño. “Entonces eso significaba que no había uno, dos, tres, cuatro papeles, sino que realmente era un archivo completo con copias y copias de más copias”.
Esta situación empezó a cambiar en 2018 con un préstamo de US$30 millones del Banco Interamericano de Desarrollo que financió la modernización de la administración tributaria del país. El proyecto apoyó la digitalización de varios procesos tributarios y aduaneros, con el fin de combatir la evasión, el fraude y el contrabando, así como aumentar la eficiencia, el control tributario y, principalmente, la recaudación.
Se financiaron mejoras en la gestión de los tributos internos, incluida la digitalización de los documentos tributarios, además del fortalecimiento de los centros de atención al contribuyente y de los servicios prestados en línea. En las aduanas se promovió la adopción de tecnologías digitales de punta para fortalecer y agilizar sus operaciones de control e inspección de mercancías. Además, se modernizó toda la infraestructura y gestión de la información del viceministerio de ingresos.
“El programa está optimizando las bases y la ruta para una administración tributaria más robusta y eficiente, facilitando un incremento en la recaudación de impuestos y mejorando la equidad fiscal, así como promoviendo la confianza en el sistema tributario por parte de los ciudadanos y empresas”, según explica Margarita Libby Hernández, jefa de operaciones del BID en El Salvador.
Transformación digital de las aduanas
El proyecto apoyó la modernización de dos de las principales aduanas en el país y la actualización del código aduanero, además de crear un nuevo sistema aduanero que ahora hace parte de un plan estratégico de modernización de los principales puntos de entrada del país.
Entre los avances concretos se encuentra el mejoramiento en las operaciones de control e inspección de mercancías en el puerto de Acajutla, las cuales ahora se llevan a cabo de forma remota. En la aduana de San Bartolo, por ejemplo, gran parte de las inspecciones de las mercancías se realizan a través de un scanner, haciendo el proceso más ágil y eficiente.