Spirit Airlines, la mayor aerolínea de bajo costo en Estados Unidos, anunció que ha solicitado protección por bancarrota bajo el Capítulo 11, con el objetivo de reestructurar sus operaciones y retomar su negocio. La decisión llega tras años de dificultades financieras provocadas por el desplome en los viajes debido a la pandemia y un intento fallido de fusión con JetBlue. La compañía aseguró que continuará operando normalmente mientras avanza en este proceso.
Desde el inicio de la pandemia en 2020, Spirit ha registrado pérdidas acumuladas de más de US$2,500 millones, una cifra que pone de manifiesto la magnitud del impacto en el sector aéreo. A esto se suma la presión por el pago de más de US$1,000 millones en deudas pendientes que vencen en el próximo año, lo que llevó a la empresa a considerar la bancarrota como su mejor alternativa para estabilizarse.
A pesar de la crisis, Spirit Airlines se mantiene optimista sobre su capacidad para recuperarse. En un comunicado, la compañía destacó que el proceso preacordado de bancarrota garantizará su operación ininterrumpida, permitiendo a los clientes seguir reservando y viajando sin inconvenientes. Este enfoque busca reforzar la confianza de los consumidores y socios estratégicos mientras se trabaja en un plan de reestructuración financiera.
La situación refleja los desafíos persistentes en la industria de las aerolíneas, especialmente para aquellas especializadas en vuelos de bajo costo. Aunque Spirit enfrenta un camino incierto, su apuesta por la continuidad operativa y la reestructuración financiera podría marcar la diferencia en su intento por mantenerse competitiva en un mercado cada vez más complicado.