El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido que el crimen organizado y la violencia son obstáculos significativos para el desarrollo económico de América Latina. Según un reciente informe, las actividades delictivas representan una pérdida del 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB) regional. El FMI señala que la presencia de grupos delictivos genera inestabilidad macroeconómica, desigualdad y problemas de gobernanza, afectando especialmente a pequeñas empresas y limitando la inversión en innovación debido a los altos costos de seguridad.
América Latina, que alberga apenas el 8% de la población mundial, concentra un tercio de los homicidios a nivel global, con el crimen organizado implicado en el 50% de estos. Este porcentaje duplica el promedio mundial y refleja la magnitud del problema. Además, el narcotráfico, la minería ilegal, la tala y el tráfico de vida silvestre en la cuenca del Amazonas se han convertido en actividades crecientemente vinculadas al crimen transnacional, con efectos colaterales como corrupción, extorsión y violencia sexual.
El impacto económico es devastador. Según el FMI, reducir las tasas de homicidios en la región podría incrementar el PIB hasta en un 30% a largo plazo, gracias a un mejor aprovechamiento del capital humano y una mayor productividad. Además, la disminución de la violencia de género impulsaría la participación laboral femenina, contribuyendo a un crecimiento más inclusivo.
Para combatir el problema, el informe enfatiza la importancia de implementar políticas integrales que promuevan la estabilidad económica, la educación y la protección social. Estas medidas no solo reducirían la pobreza y las desigualdades, sino que también dificultarían el reclutamiento de jóvenes por parte de grupos delictivos al ofrecer alternativas viables de educación y empleo.
El FMI concluye que mejorar la seguridad y reducir la violencia son pasos esenciales para garantizar un crecimiento sostenible en América Latina. Un entorno más seguro no solo aumentaría la productividad y la inversión, sino que también fortalecería la cohesión social, allanando el camino hacia un futuro más próspero para la región.