América Latina y el Caribe (ALC) se han convertido en la región con mayor crecimiento en incidentes cibernéticos, según el Banco Mundial (BM). En el libro Economía de la Ciberseguridad para los Mercados Emergentes, se destaca que la acelerada digitalización tras la pandemia ha superado las capacidades regionales de ciberseguridad, con un crecimiento anual promedio de incidentes del 25% en la última década. Esta vulnerabilidad es alarmante, dado el bajo puntaje de ciberseguridad regional: 10.2 sobre 20.
El ciberespacio regional no solo enfrenta amenazas financieras; un 59 % de los ataques tiene motivaciones políticas, según el informe. Ejemplos de este cambio incluyen el ataque de ransomware en Costa Rica (2022) que generó pérdidas del 2.4 % del PIB, la exposición masiva de datos confidenciales en Ecuador y Argentina, y la interrupción electoral en Ecuador (2023). La administración pública y las finanzas son los sectores más atacados, aunque las motivaciones varían. En Venezuela, el 73 % de los incidentes son políticos, mientras que en Argentina menos del 15 % lo son, aunque ambos países comparten vulnerabilidades críticas.
Invertir en ciberseguridad es prioritario para ALC. Entre 2014 y 2023, los países con sistemas débiles vieron un aumento de incidentes 3.1 veces mayor que aquellos con sistemas robustos. Además de proteger infraestructuras, estas inversiones pueden tener un impacto positivo en el desarrollo económico. Reducir los ciberataques graves en países en desarrollo puede incrementar el PIB per cápita en un 1.5 %, especialmente en sectores digitalizados.
El potencial económico de una mayor inversión en ciberseguridad es enorme. La industria global proyecta un crecimiento del 14 % entre 2023 y 2024, mucho mayor que el sector de TI y la economía global. Este desarrollo podría beneficiar a la región al fomentar la creación de empleo en un sector con una brecha de más de 4 millones de profesionales.
Sin embargo, superar este desafío requiere no solo inversiones en infraestructura, sino también en educación y formación. Preparar a las futuras generaciones para enfrentar los riesgos cibernéticos podría posicionar a ALC como un actor competitivo en el ámbito global de ciberseguridad.
En conclusión, América Latina está en una encrucijada: su acelerada digitalización ha incrementado su vulnerabilidad, pero también ofrece una oportunidad única para fortalecer su economía mediante inversiones estratégicas en ciberseguridad. Enfrentar este reto es esencial para garantizar el desarrollo sostenible de la región en la era digital.