En la última década, las tecnologías y nuevas ideas han impulsado el crecimiento económico global, pero América Latina y el Caribe (ALC) no han logrado adaptar su mercado laboral al ritmo de estos cambios, según el Banco Mundial. Los jóvenes que ingresan al mercado laboral se encuentran con empleos de la misma calidad que hace casi diez años, lo que representa un desafío crítico para una región con bajo crecimiento económico y persistencia de la pobreza.
El Índice de Calidad del Empleo (ICE) del Banco Mundial muestra un panorama desalentador. Aunque países como Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador y México han registrado ligeras mejoras, la calidad del empleo en la región ha experimentado poco o ningún progreso. Las condiciones laborales en muchos países se han estancado o incluso deteriorado, con disparidades significativas entre hombres y mujeres. Las mujeres enfrentan mayores dificultades: tienen un 5 % más de probabilidades que los hombres de tener empleos inestables y carecen de acceso a beneficios laborales equitativos.
Este estancamiento laboral está estrechamente vinculado al débil desempeño económico regional. Con proyecciones de crecimiento de apenas 1.9 % en 2024 y 2.6 % en 2025, ALC se perfila como la región de menor crecimiento económico a nivel mundial. Estas cifras reflejan una falta de impulso suficiente para generar cambios significativos en la calidad del empleo.
Ante este panorama, el Banco Mundial propone reformas laborales que prioricen salarios justos, seguridad laboral y condiciones de trabajo dignas. Garantizar la aplicación efectiva de la legislación laboral y extender la protección social a todos los trabajadores son pasos esenciales para cerrar las brechas existentes.
Además, la digitalización juega un papel clave en esta transformación. Mejorar la infraestructura digital, garantizar una conectividad accesible y fomentar la adopción de tecnologías digitales por parte de trabajadores y empresas puede impulsar la productividad y la calidad de los empleos. La equidad en el acceso a estas herramientas es fundamental para reducir las brechas laborales.
En resumen, la calidad del empleo en América Latina requiere atención urgente. Solo mediante reformas estructurales, inversiones en digitalización y la promoción de la igualdad laboral podrá la región avanzar hacia un mercado laboral más justo, competitivo y adaptado a las demandas del siglo XXI.