Según el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2024 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL, las economías emergentes y en desarrollo crecieron un 4.2% en 2024, más del doble que las economías avanzadas, y están en camino de aportar un 67.4% al crecimiento global entre 2025 y 2029. Este notable desempeño resalta su papel como motores clave de la economía mundial, en un contexto donde las economías más consolidadas enfrentan desafíos para mantener su dinamismo.
Entre 2020 y 2024, estas regiones contribuyeron con el 53.3% al crecimiento global, pero este porcentaje aumentará significativamente en el próximo quinquenio. Industrias emergentes como las tecnologías digitales, las energías renovables y la manufactura avanzada están impulsando esta transformación, atrayendo inversiones internacionales y generando empleos de alto valor.
Un dato que subraya este cambio es que el 88% de las economías emergentes y en desarrollo superará el crecimiento del PIB per cápita de Estados Unidos entre 2025 y 2029, casi duplicando el 48% registrado en el período anterior. Este salto destaca su capacidad de innovación y el efecto de políticas económicas diseñadas para potenciar su competitividad global.
Además, los avances en infraestructura, acceso a tecnología y acuerdos comerciales estratégicos han sido determinantes para consolidar su crecimiento. Estas reformas han preparado el terreno para un crecimiento inclusivo y sostenible que beneficia tanto a sus habitantes como al comercio global.
En un mundo cada vez más interconectado, el éxito de las economías emergentes y en desarrollo no solo es una buena noticia para ellas, sino también para el equilibrio económico global.