El Salvador ha marcado un hito en su sector cafetalero al exportar por primera vez un lote de más de 1,000 quintales de café hacia Marruecos. Esta operación, que representa cerca de medio millón de dólares en ingresos, es reflejo del creciente reconocimiento internacional de la calidad del café salvadoreño, cuyo sabor único y propiedades organolépticas lo convierten en un producto codiciado en nuevos mercados.

El precio de compra por quintal alcanzó los US$350, una cifra muy por encima del promedio, lo que resalta la apuesta por cafés de especialidad y demuestra el interés de compradores internacionales por productos exclusivos. Este envío fue posible gracias a una alianza estratégica entre el Gobierno, los productores de café, y compradores extranjeros que han establecido una relación comercial sólida y de largo plazo.

Mauricio Sansivirini, presidente del Instituto Salvadoreño del Café (ISC), calificó esta exportación como el inicio de una relación comercial prometedora con Marruecos, un cliente que ya ha manifestado interés en adquirir entre 20 y 30 contenedores más para las cosechas 2025-2026. Además, destacó que el acuerdo se firmó con un precio fijo, lo que garantiza estabilidad financiera y facilita el cumplimiento de obligaciones crediticias con entidades como Bandesal y el Banco de Fomento Agropecuario.
El impacto económico de esta operación se suma al crecimiento sostenido que vive el sector cafetalero salvadoreño. Solo en los primeros dos meses de 2025, las exportaciones de café aumentaron un 58%, generando US$22.9 millones por la venta de más de 92,600 quintales, según datos del Banco Central de Reserva (BCR). Esto evidencia una reactivación en la caficultura nacional, impulsada por la diversificación de mercados y mejores precios de venta.

Desde la Cooperativa San Carlos Dos, Nery Sánchez afirmó que el apoyo técnico e institucional del ISC ha sido crucial para alcanzar este nivel de competitividad. La posibilidad de acceder a mercados que pagan mejores precios abre nuevas oportunidades para los pequeños y medianos productores, quienes ahora cuentan con mayor respaldo para sostener su producción a largo plazo.
Esta exportación a Marruecos simboliza mucho más que un simple intercambio comercial: representa un renacer económico para la caficultura nacional, una expansión geográfica estratégica para El Salvador y una apuesta firme por la calidad como eje de crecimiento sostenible. El país se posiciona así como un actor relevante en el competitivo mercado global del café.