Los sectores agrícola y manufacturero son los más afectados por las barreras comerciales que enfrentan los países en desarrollo, según el último informe de ONU Comercio y Desarrollo (UNCTAD). En el ámbito agrícola, las exportaciones provenientes de estas economías suelen enfrentarse a altos aranceles bajo el régimen de Nación Más Favorecida, dificultando su acceso a los mercados internacionales.

En el sector manufacturero, productos clave como los textiles y las prendas de vestir enfrentan tarifas cercanas al 6%. Esta carga arancelaria limita la competitividad de los países de bajos ingresos, impidiéndoles expandir su presencia en el comercio mundial.
Un factor crítico señalado por el informe es la “escalada arancelaria”, que consiste en aplicar tarifas más altas a productos procesados que a las materias primas. Esta práctica desalienta la industrialización, ya que encarece las exportaciones con mayor valor agregado, frenando la generación de empleo y la diversificación económica.

La escalada arancelaria impacta sectores fundamentales como la manufactura ligera, el curtido de pieles y los productos animales, perpetuando el rol de los países en desarrollo como simples proveedores de materias primas. Esto dificulta su integración en las cadenas de valor globales y su avance hacia modelos económicos más sostenibles.
A pesar de que cerca de dos tercios del comercio mundial se realizó libre de aranceles en 2023, el tercio restante sigue enfrentando tasas elevadas que afectan principalmente a las economías en desarrollo. Esta desigualdad comercial reduce su competitividad y frena su crecimiento económico.

El informe de la UNCTAD revela que, en 2023, los exportadores de países desarrollados enfrentaron aranceles promedio del 1.9%, mientras que los de América Latina y Asia Meridional pagaron un promedio del 3.9%, y los de Asia Oriental, un 3.3%. África registró una tasa del 1.9%, beneficiándose en parte de acuerdos comerciales preferenciales con países desarrollados.