El Fondo Monetario Internacional (FMI), a través de su más reciente Informe de estabilidad financiera “Global Financial Stability Report” (GFS), advierte sobre el aumento de los riesgos financieros globales debido a valoraciones elevadas de activos, un sistema financiero altamente apalancado y la baja volatilidad en los mercados, todo en medio de una creciente incertidumbre económica. Estas condiciones fragilizan al sistema y pueden amplificar perturbaciones, generando un endurecimiento abrupto de las condiciones financieras con impactos económicos significativos.

El informe subraya que los riesgos macrofinancieros a la baja se han intensificado tras episodios de alta volatilidad como los provocados por tensiones comerciales recientes. La fuerte revalorización de activos de riesgo y la respuesta de mercados bursátiles, de divisas y bonos, reflejan un clima de incertidumbre que pone en jaque la estabilidad, especialmente en un entorno de condiciones financieras más estrictas.
Una de las principales amenazas es la persistencia de valoraciones elevadas en sectores clave, lo que implica que posibles correcciones de precios podrían ser más severas si empeoran las perspectivas económicas. Los mercados emergentes son especialmente vulnerables, ya que enfrentan depreciaciones de moneda, salidas de capital y mayores dificultades para refinanciar deuda en medio de condiciones globales más costosas.

También preocupa el alto nivel de apalancamiento en instituciones financieras no bancarias como los fondos de cobertura, los cuales podrían verse forzados a desapalancarse abruptamente ante exigencias de liquidez, amplificando las caídas en los mercados. Su creciente interconexión con los bancos tradicionales incrementa los riesgos sistémicos.
El mercado de bonos soberanos tampoco escapa a estas tensiones. Las operaciones apalancadas y los altos niveles de deuda pública en diversas jurisdicciones podrían desencadenar nuevas turbulencias, mientras que las economías emergentes enfrentan los costos de financiamiento más altos en una década, dificultando el cumplimiento de sus obligaciones fiscales.

La incertidumbre política global y los riesgos geopolíticos representan otro factor clave de inestabilidad. Eventos de alta tensión, como conflictos militares, pueden provocar caídas drásticas en los precios de los activos y un aumento en las primas de riesgo soberano, especialmente en economías con escasas reservas fiscales e internacionales.
Ante este panorama, el FMI recomienda reforzar los marcos de política prudencial, fortalecer la supervisión del sistema financiero, implementar plenamente los estándares de Basilea III y preparar mecanismos de respuesta ante crisis. En particular, destaca la necesidad de medidas coordinadas para mitigar el apalancamiento excesivo y proteger la estabilidad global frente a amenazas interconectadas y transfronterizas.