El Salvador ha dejado una huella imborrable en la tercera edición del Festival «Sound Odyssey» en Bruselas, Bélgica, en un esfuerzo por proyectar su imagen internacional y fortalecer lazos culturales. Este evento multicultural es una vitrina para diversas naciones, atrayendo a cientos de visitantes deseosos de conocer nuevas identidades y tradiciones.

La Embajada salvadoreña instaló un stand donde el protagonista fue el café de altura, uno de los productos de exportación más valorados a nivel global. Acompañando esta joya, se ofreció la exquisita quesadilla salvadoreña, deleitando a los asistentes con sabores auténticos de la gastronomía nacional.

Además de las delicias culinarias, se ofrecieron degustaciones de ron nacional artesanal, un licor que representa la maestría y tradición salvadoreña en su elaboración. Esta iniciativa buscó complacer a los paladares más exigentes y mostrar la diversidad de la oferta productiva del país.

El estand también funcionó como un centro de información turística, exhibiendo imágenes de los impresionantes atractivos naturales y culturales de El Salvador. El objetivo primordial fue inspirar a los visitantes a considerar el país como su próximo destino de viaje, impulsando así el sector turístico.

La cultura salvadoreña se hizo presente en el escenario principal del festival con una vibrante presentación artístico-folclórica. Los ritmos de «Las cortadoras» y «Adentro, Cojutepeque» conectaron profundamente con la audiencia, demostrando la riqueza musical y dancística de la nación centroamericana.

Estas acciones contaron con el valioso apoyo de la diáspora salvadoreña, quienes una vez más reafirmaron su orgullo y arraigo por su patria. El embajador Javier Reyes destacó la importancia de estas iniciativas para estrechar lazos y proyectar la esencia de El Salvador en el escenario mundial.

