El bitcoin volvió a marcar un nuevo máximo histórico este 14 de agosto, alcanzando los US$124,457 por unidad. Este repunte se produce en medio de expectativas de una política monetaria más flexible por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos, así como del impulso generado por recientes reformas financieras que han favorecido el mercado de criptomonedas.

Uno de los catalizadores clave de este nuevo récord fue la firma, por parte del presidente estadounidense Donald Trump, de una orden ejecutiva que permite incluir criptomonedas, como el bitcoin, dentro de las opciones de inversión para planes de jubilación 401(k). Esta medida ha sido interpretada por los inversores como un paso histórico hacia la legitimación y adopción masiva de los activos digitales en el sistema financiero tradicional.
La criptomoneda ya había alcanzado un pico de alrededor de US$122,000 a mediados de julio, pero las nuevas condiciones del mercado y el ingreso de capital institucional han llevado su cotización a niveles sin precedentes. Analistas señalan que la combinación de un dólar debilitado, expectativas de recortes en las tasas de interés y la creciente integración de criptoactivos en portafolios de inversión han creado un entorno propicio para el alza.

El mercado de criptomonedas en general también se ha beneficiado de este movimiento, con subidas significativas en monedas como Ethereum y Solana. La confianza en el sector parece reforzarse, pese a la volatilidad que históricamente ha caracterizado a estos activos. Fondos de inversión y grandes corporaciones han incrementado su exposición, diversificando su riesgo ante la incertidumbre económica global.
Expertos advierten que, si bien el escenario actual es optimista, las criptomonedas siguen expuestas a correcciones abruptas y a cambios regulatorios. No obstante, el hecho de que bitcoin supere la barrera de los $124,000 marca un hito para la industria y podría acelerar su integración en los mercados financieros globales.
