
Robert Redford, uno de los actores más emblemáticos del cine estadounidense, falleció este martes a los 89 años, dejando atrás una trayectoria que marcó a generaciones y consolidó su lugar como una de las grandes estrellas de Hollywood.
Redford deslumbró en la gran pantalla con su carisma y presencia en más de 50 películas, entre ellas clásicos como Butch Cassidy and the Sundance Kid (1969), The Sting (1973) y All the President’s Men (1976). Su versatilidad lo llevó a convertirse en uno de los actores más admirados de su tiempo, antes de dar un salto exitoso a la dirección.

En 1980 ganó el Oscar como Mejor Director por Ordinary People (Gente corriente), cinta que confirmó su talento detrás de las cámaras. Sin embargo, su mayor legado para la industria quizá fue su papel como impulsor del cine independiente: fundó el Festival de Sundance, que con los años se transformó en una de las plataformas más influyentes para nuevos cineastas en todo el mundo.
Más allá de su trayectoria artística, Redford fue reconocido por su activismo y por incluir en sus proyectos mensajes alineados con sus convicciones políticas liberales. Su capacidad para combinar éxito comercial con un fuerte compromiso social le permitió elegir libremente los papeles que interpretaba y los proyectos que dirigía.

Con su partida, Hollywood pierde a un referente de creatividad, independencia y autenticidad. Robert Redford deja un legado cinematográfico que seguirá inspirando a actores, directores y amantes del cine en todo el mundo.