
El mercado global del café enfrenta una subida histórica de precios, convirtiendo a la segunda bebida más consumida en el mundo en un producto que se encamina a ser considerado de lujo. El Salvador, como productor, está capitalizando esta tendencia, reflejando el alza en sus ingresos por exportación.
La tormenta perfecta detrás del precio global
La escalada de precios del café a nivel mundial responde a una combinación de factores que están afectando dramáticamente la oferta y los costos:
- Crisis climática en productores: Sequías y lluvias torrenciales en países clave como Brasil han causado malas cosechas. Brasil, principal exportador, perdió cerca de un quinto de su cosecha entre escarcha e incendios, mermando significativamente la oferta global.
- Costos operativos: El aumento de los costos de transporte y las persistentes interrupciones en las cadenas de suministro influyen directamente en el precio final que pagan los tostadores y distribuidores.
- Demanda creciente: A pesar de las dificultades en la oferta, la demanda sigue creciendo en mercados clave, especialmente en Asia y otras regiones, ejerciendo más presión sobre las cotizaciones.

Las cifras de El Salvador confirman que el repunte global de precios está impulsando el valor de sus exportaciones. La comparativa del Comercio Internacional de Mercancías de la DGA/BCR para el periodo acumulado de enero a agosto subraya esta realidad: En 2025, el país exportó US$149.6 millones en café, una cifra que representa un aumento del 34.1% en valor (US$) con respecto a los US$111.5 millones exportados en el mismo periodo de 2024. Este incremento de US$38.1 millones en ingresos se debe casi exclusivamente al aumento de la cotización, pues el valor de las exportaciones se disparó un 34.1%, mientras que el volumen (kilogramos) apenas creció un 1.0%.

Este diferencial demuestra que El Salvador está vendiendo su café a precios notablemente más altos, un alivio para los ingresos en divisas del país. Ante un panorama donde la taza matutina de café se está encareciendo a nivel global, los productores se ven urgidos a buscar soluciones a largo plazo, como la agroforestación y la reubicación de cultivos, para hacer la producción más resiliente al clima y garantizar la estabilidad económica del sector.