
El año pasado, el sector bancario global generó utilidades cercanas a 1.2 billones de dólares, la cifra más alta registrada en cualquier industria, mientras que América Latina aportó 36 mil millones de dólares en ingresos netos. Los ingresos crecieron mucho más rápido que el PIB, impulsados por saldos récord y un ciclo de márgenes favorable. En la región latinoamericana, la relación ingresos-PIB alcanzó su nivel más alto en 20 años.
Pese a estos sólidos resultados, las valoraciones en los mercados de capital se mantienen casi un 70% por debajo del promedio de otras industrias, reflejando el escepticismo de los inversores sobre la sostenibilidad de estos máximos, atribuida a condiciones temporales favorables. Además, la productividad bancaria no ha mejorado de manera constante, y muchas estrategias tradicionales —como la segmentación amplia y la simple búsqueda de escala— no han generado un crecimiento rentable sostenible.
Los desafíos macroeconómicos, los cambios tecnológicos, la evolución del comportamiento del consumidor y la creciente competencia de fintechs, créditos privados y gestores de patrimonio dificultan aún más la rentabilidad, poniendo en riesgo el retorno sobre el capital en numerosos mercados. A pesar de estas paradojas y desafíos, el informe anual “Global Banking Annual Review 2025” de McKinsey & Company explica las razones detrás del escepticismo inversor y qué pueden hacer los bancos para captar la próxima ola de crecimiento.

Panorama actual del sector bancario
Para prosperar en esta nueva era, los bancos necesitan nuevas soluciones. Las estrategias centradas en lo macro y basadas en la escala, que antes prometían resiliencia, ya no son suficientes. La precisión es el factor diferenciador decisivo, que separa a los bancos líderes de los rezagados y redefine la curva de desempeño de la industria. Pero, ¿qué entendemos exactamente por precisión? Va más allá de estrategias generales o simplemente “ajustadas” a grandes segmentos; implica un enfoque basado en datos, dirigido, hipergranular y en tiempo real, que permite a los bancos concentrar sus recursos donde realmente generan valor.
Los bancos, según McKinsey, podrían implementar un conjunto de herramientas de precisión en cuatro dimensiones clave:
Tecnología: Desde una digitalización general hasta el uso preciso y estratégico de la inteligencia artificial (IA) para impulsar la productividad y mejorar el compromiso con el cliente. La precisión implica no solo enfocar la inversión en las tecnologías de mayor impacto para maximizar la creación de valor, sino también eliminar programas dispersos y renovar selectivamente los sistemas centrales.
El nuevo consumidor: De una segmentación amplia a la hiperpersonalización e individualización. Tradicionalmente, los bancos dividían a los clientes en grandes categorías como masivos y acomodados, ofreciendo soluciones promedio para cada segmento. La precisión implica usar datos e IA para llegar al “segmento de uno”, personalizando a nivel individual en productos, condiciones, atención y riesgos, y creando experiencias fluidas que generen confianza en una era de lealtad en declive.
Eficiencia de capital: De reasignaciones generales a una disciplina detallada línea por línea. Históricamente, los bancos gestionaban la eficiencia de capital mediante reasignaciones amplias, ajustes selectivos en el balance y palancas tácticas generales. La precisión implica revisar, línea por línea, la asignación de capital maximizar el uso de cada dólar. Los agentes de IA, por ejemplo, pueden optimizar continuamente los activos ponderados por riesgo, simular escenarios y detectar bajo rendimiento. Las alianzas con aseguradoras y proveedores de crédito privado también pueden contribuir, al igual que las iniciativas enfocadas en productos más allá de la banca tradicional.
Fusiones y adquisiciones (M&A): De buscar escala agregada a cubrir brechas específicas. En el pasado, los bancos perseguían grandes transacciones de M&A principalmente para aumentar escala, con resultados a menudo mixtos. La precisión requiere una negociación disciplinada enfocada en cerrar brechas concretas de capacidades y adaptar la integración y captura de sinergias a las dinámicas del mercado local.
El impacto de la IA en la banca
La inteligencia artificial está transformando de manera profunda la operación y modelo de negocio de los bancos. La llegada de la IA agentiva (Agentic AI en inglés) marca un verdadero cambio de paradigma, al pasar de simples automatizaciones o asistentes basados en reglas a sistemas autónomos capaces de ejecutar tareas complejas y tomar decisiones con independencia. Esta nueva generación de IA, impulsada por modelos de lenguaje avanzados (LLMs), puede gestionar datos no estructurados, coordinar procesos de principio a fin y colaborar con humanos para optimizar operaciones, servicio al cliente y gestión de riesgos.
Al mismo tiempo, los consumidores bancarios están cambiando. Son menos leales, más digitales y esperan experiencias simples, personalizadas y sin fricciones. Esta transformación responde a múltiples tendencias: la influencia creciente de la IA en el comportamiento del cliente, el auge de las finanzas móviles y embebidas, y las nuevas preferencias de las generaciones jóvenes que pronto recibirán una importante transferencia de riqueza. En este contexto, la precisión se vuelve esencial para conectar con este nuevo consumidor: entender sus necesidades a nivel individual, ofrecer soluciones hiperpersonalizadas y permitirle moverse sin interrupciones entre canales digitales y físicos. Los bancos que logren anticiparse y entregar con exactitud lo que sus clientes esperan estarán mejor posicionados para el éxito; quienes no lo hagan, dejarán espacio para una nueva ola de fintechs impulsadas por IA.
La próxima curva de crecimiento de la industria bancaria no se ganará con la escala, sino con la precisión según McKinsey. Los líderes que integren la precisión en sus estrategias de tecnología, relación con el cliente, asignación de capital y fusiones y adquisiciones obtendrán recompensas superiores, mientras que aquellos que se aferren a los enfoques tradicionales corren el riesgo de quedar rezagados.
En esta nueva era, la precisión no es solo una estrategia: es el camino hacia un crecimiento verdaderamente rentable. Si los bancos logran aprovechar eficazmente las herramientas de precisión, la amplia brecha de valoración del sector podría comenzar a cerrarse, generando auténtica creación de valor para quienes sepan aplicarla correctamente.
