El sector cafetalero de El Salvador ha enfrentado importantes desafíos en los últimos años, pero su capacidad de adaptación y la reconocida calidad de su producto siguen siendo motivo de orgullo y esperanza para el país. Omar Flores Hidalgo, expresidente de la Asociación de Caficultores de El Salvador (ACAFESAL), destacó que aunque la roya y el cambio climático han afectado la productividad, el café salvadoreño continúa brillando en el mercado internacional.
A pesar de la disminución en la extensión de terrenos cultivables, el café de El Salvador, especialmente las variedades «Bourbon» y «Pacamara», mantiene su estatus de alta calidad y es apreciado por su sabor y aroma únicos. Estas variedades, cultivadas en altitudes que van de 1,200 a 1,800 metros sobre el nivel del mar, se benefician del suelo volcánico y el clima particular de la región, lo que les confiere características que son admiradas globalmente.
El «Bourbon», una de las joyas del café salvadoreño, sigue siendo reconocido internacionalmente, y el «Pacamara» ha ganado premios como la Taza de Excelencia, lo que refuerza la reputación del país en la escena global del café. Estos logros destacan la fortaleza del sector, que sigue apostando por la calidad a pesar de los retos.
En 2023, las exportaciones de café salvadoreño alcanzaron 638,747 quintales. Aunque hubo una ligera disminución en comparación con el año anterior, la fuerte demanda en mercados clave como Estados Unidos, Alemania y Japón demuestra que la calidad del café salvadoreño sigue siendo altamente valorada.
Además, las autoridades y los caficultores están promoviendo prácticas agrícolas sostenibles, que no solo mejoran la productividad, sino que también contribuyen a la sostenibilidad a largo plazo del sector. Estos esfuerzos aseguran que el café salvadoreño continuará siendo un producto emblemático y una fuente de orgullo para el país.