El Salvador se posiciona entre los países latinoamericanos con mayor tasa de informalidad en el empleo, alcanzando un 70%, de acuerdo con un informe reciente de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Este porcentaje supera ampliamente el promedio latinoamericano del 55.6%, siendo una de las cifras más altas de la región, solo detrás de países como Bolivia, Honduras y Guatemala.
Asímismo, el estudio bajo el nombre de América Latina y el Caribe ante las trampas del desarrollo: transformaciones indispensables y cómo gestionarlas, subraya que la informalidad es una característica estructural de los mercados laborales en América Latina.
Si bien en El Salvador las microempresas y las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) representan el 99% del tejido productivo, su baja productividad en comparación con las grandes empresas limita su capacidad para ofrecer empleos formales y bien remunerados. La CEPAL señala que el fortalecimiento de las cadenas productivas y la internacionalización de las PYMEs son fundamentales para mejorar las condiciones laborales y reducir la informalidad.
En contraste, países como Uruguay y Chile presentan tasas de informalidad mucho menores, con más de 20% y 25%, respectivamente. Estas cifras reflejan políticas más eficaces para la formalización laboral, algo que los países con altas tasas de empleo informal, como El Salvador, deben adoptar para enfrentar esta problemática.
En El Salvador, la creación de políticas que incentiven la formalización del empleo, junto con el apoyo a las PYMEs en su integración a mercados internacionales, puede ser una solución clave para mejorar la calidad del empleo y reducir la desigualdad.