El mundo está entrando en una nueva fase económica tras los años de disrupción provocados por la pandemia de COVID-19 y otros eventos globales. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que el crecimiento económico mundial se estabilizará en un 3.3% este año y el próximo, un nivel que refleja un debilitamiento del crecimiento potencial desde antes de la pandemia.
A medida que la inflación retrocede y se aproxima a las metas fijadas por los bancos centrales, las políticas monetarias podrán retornar a niveles más normales, lo que contribuirá a cerrar el capítulo de incertidumbre global.
La inflación global, que alcanzó máximos históricos debido a la pandemia y la guerra en Ucrania, muestra signos de retroceso. Según el FMI, se espera que descienda al 4.2% este año y al 3.5% en 2026. Este ajuste es clave para restaurar la confianza en los mercados y garantizar una mayor estabilidad económica. La normalización de las políticas monetarias será un pilar fundamental para recuperar el equilibrio perdido en los últimos años.
Sin embargo, las perspectivas económicas no son uniformes para todos los países. Mientras que economías avanzadas como Estados Unidos han mostrado resiliencia y un crecimiento más fuerte de lo esperado, otras naciones enfrentan desafíos significativos. Estados Unidos, en particular, se destaca con una revisión al alza de su crecimiento económico, proyectado ahora en un 2.7%, gracias a la robustez de la demanda interna.
A pesar de estas diferencias, el FMI destaca que las disrupciones globales podrían finalmente disiparse a niveles similares a los registrados antes de la pandemia. Este avance marca un importante punto de inflexión tras años de incertidumbre y volatilidad. No obstante, los países deberán continuar trabajando para fortalecer sus economías y adaptarse a los cambios estructurales que han surgido.
Aunque el mundo está dejando atrás la etapa más turbulenta del ciclo económico postpandemia, los retos persisten. El crecimiento estable proyectado por el FMI y el descenso de la inflación son señales alentadoras, pero el camino hacia una recuperación plena y equitativa requiere esfuerzos coordinados a nivel global.