El sector cafetalero salvadoreño reafirma su posición de élite en el mercado global, impulsando significativamente la economía nacional. La reciente celebración del certamen Taza de Excelencia El Salvador 2025 no solo premió la calidad excepcional del grano, sino que también abrió nuevas puertas comerciales para los productores locales.
Este prestigioso evento es un trampolín crucial para el comercio del café salvadoreño. Al reconocer las variedades de mayor puntaje, se garantiza que estos cafés accedan a subastas internacionales, donde alcanzan precios superiores, beneficiando directamente a los caficultores y a la economía agrícola del país.

La evaluación minuciosa de los cafés ganadores, realizada por un jurado compuesto por expertos nacionales e internacionales, asegura la credibilidad y el prestigio del grano salvadoreño. Esta rigurosa selección es clave para mantener la confianza de los compradores a nivel mundial y consolidar la reputación del café de El Salvador.
Los «Cafés Presidenciales», aquellos que superan los 90 puntos, obtienen una posición privilegiada en la subasta internacional. Fincas como Santa Rosa, La Pacaya y Las Buanas, con sus variedades Pacamara y Geisha, son ejemplos claros del potencial exportador que ahora tienen gracias a este reconocimiento.

El impulso gubernamental a través de iniciativas como Taza de Excelencia es fundamental para dinamizar la caficultura. Al apoyar a los productores y promover la calidad, se fortalece una de las industrias más emblemáticas del país, contribuyendo al crecimiento económico y a la generación de divisas.
El reconocimiento internacional del café salvadoreño no solo es un orgullo nacional, sino una estrategia económica sólida. Posicionar al país como un referente en la caficultura de especialidad atrae inversiones, fomenta el turismo y consolida la imagen de El Salvador en los mercados globales.
