
El Presidente de El Salvador, Nayib Bukele, conmemoró este mes seis años desde que asumió el liderazgo del país, en un discurso enfocado en los avances alcanzados en seguridad, economía, infraestructura y soberanía nacional, así como en la importancia de defender la independencia frente a presiones externas.
Bukele recordó que durante cuatro años anteriores, su gobierno enfrentó bloqueos sistemáticos para transformar un país saqueado y administrado sin visión real de desarrollo. “La antigua democracia salvadoreña solo beneficiaba a quienes vivían del crimen y la corrupción”, afirmó, señalando que más de 200,000 salvadoreños perdieron la vida a causa de la violencia pandillera.

Destacó que, a pesar de que El Salvador no es una monarquía, los índices internacionales de democracia suelen estar sesgados por quienes los elaboran y aplican criterios ajenos a la realidad del país. Según el mandatario, la verdadera democracia que predican ciertos actores externos busca mantener a los países del tercer mundo en dependencia y atraso.
El régimen de excepción impulsado por su administración ha sido fundamental para reducir los índices de criminalidad y proteger a las familias salvadoreñas, aunque Bukele denunció intentos de desestabilización por parte de ONGs y medios internacionales con intereses políticos, quienes difunden mentiras bajo el disfraz de defensa de derechos humanos y libertad de prensa.



Asimismo, el Presidente destacó la reciente aprobación de una ley para regular la cooperación internacional, que busca garantizar que los fondos extranjeros se destinen efectivamente a proyectos sociales, evitando injerencias políticas. Subrayó que no se prohíbe la cooperación, pero que debe existir transparencia y cumplimiento tributario para quienes operan en El Salvador.
Entre los avances económicos, Bukele resaltó la apertura de agromercados para reducir el costo de alimentos, y el presupuesto 2025, el primero en la historia del país que no requerirá deuda para cubrir gastos corrientes. Además, afirmó que El Salvador mantiene relaciones diplomáticas abiertas con diversas naciones sin “venderse” a nadie, evidenciando su compromiso con la soberanía y el desarrollo.
En cuanto a infraestructura, anunció la construcción del viaducto Los Chorros, el puente más largo del país, con una inversión de 400 millones de dólares, un proyecto histórico que conectará la carretera Panamericana y facilitará el tránsito, pese a las molestias temporales que pueda ocasionar.

En materia educativa, recordó las entregas de computadoras, tablets y becas, así como la creación de los Centros de Atención para la Primera Infancia (CAPIs), y el fortalecimiento de la cultura y las artes mediante instituciones como la Escuela Nacional de Música, el Ballet Nacional y Banda El Salvador.
Bukele también defendió la construcción del nuevo Hospital Rosales, que estará equipado con tecnología de primer nivel, con la meta de equiparar la calidad de la salud pública a la privada.
Respecto a la seguridad, el mandatario explicó que mantener en reserva las fases del Plan Control Territorial fue clave para evitar que los criminales anticiparan las operaciones, lo que permitió salvar miles de vidas y devolver la paz al país.

Rechazó las acusaciones sobre pactos con pandillas, resaltando la transparencia al permitir la visita de medios internacionales a las cárceles, y criticó la narrativa falsa impulsada por ciertos medios y opositores.
En un mensaje contundente, Bukele afirmó que prefiere ser llamado “dictador” si eso significa que los salvadoreños puedan vivir en paz y seguridad, a costa de enfrentar las críticas internacionales.
Finalmente, hizo un llamado a la unidad nacional y a la confianza en el proyecto de país: “Ya lo hicimos una vez. Lo haremos, primero Dios, de nuevo. Y el mundo será testigo.” Bukele reafirmó que El Salvador está en un camino de recuperación económica, soberanía y bienestar para su pueblo, a pesar de los desafíos y los intentos de desestabilización.