
La infraestructura insegura y poco confiable sigue siendo un obstáculo significativo para las oportunidades de las mujeres en todo el mundo. Expertos destacan que, si las mujeres tuvieran la misma participación que los hombres en los mercados laborales, el Producto Interno Bruto mundial podría crecer hasta un 20 %. Esta estimación proviene de diversos informes del Banco Mundial que analizan la relación entre la participación femenina en la fuerza laboral y el crecimiento económico.
El acceso al transporte, la conectividad digital y la energía debe ser universal, es decir, estos servicios fundamentales deben permitir que todas las personas vivan, trabajen y prosperen. Sin embargo, en muchas regiones, la infraestructura dista mucho de ser neutral en cuanto al género, dejando a las mujeres rezagadas.
Por ejemplo, las mujeres suelen depender del transporte público para viajes cortos y de múltiples paradas, muchas veces utilizando rutas indirectas mientras combinan trabajo, cuidado de los hijos y responsabilidades domésticas. En cuanto a conectividad digital, las mujeres tienen un 15 % menos de probabilidades que los hombres de utilizar Internet móvil en países de ingresos bajos y medios, limitando su acceso a educación, servicios financieros y empleos remotos.
Asimismo, un suministro eléctrico poco confiable puede significar que las mujeres dediquen horas adicionales a tareas del hogar, como recolectar agua y leña o preparar alimentos, reduciendo su tiempo disponible para trabajar o estudiar.

Expertos subrayan que garantizar una infraestructura inclusiva y confiable es clave para cerrar brechas de género, impulsar la participación laboral femenina y aumentar la productividad económica global.
