El precio del petróleo registró un repunte significativo este miércoles debido al aumento de la tensión entre Israel e Irán, lo que ha encendido las alarmas en los mercados internacionales por posibles interrupciones en el suministro. Los futuros del crudo subieron un 2.9 %, alcanzando los US$73.90 por barril, marcando su nivel más alto desde finales de enero. Esta alza ya comienza a sentirse en los precios de la gasolina.

Según datos de la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA), el precio promedio de la gasolina regular subió tres centavos y se sitúa en US$3.17 por galón. Aunque este incremento puede parecer moderado, representa una señal clara de la influencia que los conflictos geopolíticos en Medio Oriente pueden tener sobre el bolsillo de los consumidores.
La principal preocupación se centra en el estrecho de Ormuz, una vía estratégica por la que transita una parte significativa del petróleo que se exporta a nivel mundial. Cualquier interrupción en esta ruta debido al conflicto podría tener consecuencias inmediatas en la oferta global de crudo, lo que alimenta la especulación y empuja los precios al alza.

Medio Oriente concentra cerca de la mitad de las reservas de petróleo del planeta, y la reciente escalada bélica entre Israel e Irán ha intensificado el nerviosismo de los mercados. Los ataques recientes, calificados como sin precedentes por expertos internacionales, podrían representar una amenaza mayor para la estabilidad energética mundial.
Aunque los precios del petróleo y la gasolina se mantienen por debajo de los máximos alcanzados en 2023, los analistas advierten que una mayor intensificación del conflicto podría generar aumentos adicionales. Mientras tanto, los consumidores y gobiernos de todo el mundo observan con atención el desarrollo de esta crisis geopolítica que ya comienza a tener repercusiones económicas tangibles.
