
América Latina y el Caribe enfrenta un panorama económico marcado por un crecimiento limitado y una recuperación lenta según el informe emprendimiento transformador para el empleo y el crecimiento. Las proyecciones indican que la región apenas aumentará su tasa de crecimiento del 2.2 % en 2024 al 2.3 % en 2025, afectada por un entorno internacional poco favorable, menores precios de materias primas y la desaceleración de grandes economías como Estados Unidos, Europa y China.
Pese a que la inflación continúa moderándose, la llamada “última milla” sigue siendo difícil debido a los costos laborales y a la lenta reducción de las tasas de interés en las economías avanzadas, lo que ha restringido la capacidad de los países de la región para abaratar el crédito. Este escenario limita el alivio financiero para hogares, empresas y gobiernos.

La inversión, tanto pública como privada, se mantiene baja, frenando la creación de empleo y la mejora en la productividad. El entusiasmo por el nearshoring también se ha desacelerado por la incertidumbre global y la falta de preparación de entornos competitivos capaces de atraer nuevas operaciones. A esto se suma la persistente falta de espacio fiscal, que obliga a los gobiernos a mejorar la eficiencia del gasto y reevaluar sus sistemas tributarios.

El Banco Mundial señala que los desafíos actuales evidencian problemas estructurales de larga data, entre ellos la limitada capacidad para adoptar nuevas tecnologías y la escasez de emprendedores capaces de impulsar innovación y crecimiento. Aunque la pobreza podría disminuir levemente, la desigualdad sigue siendo alta y la generación de empleos de calidad avanza con lentitud.
La región, concluye el informe, necesita impulsar reformas profundas en educación, infraestructura, innovación y políticas fiscales para recuperar dinamismo y aprovechar oportunidades en sectores emergentes como energías renovables y minerales críticos.
