
La economía mundial cierra el año con señales de resiliencia, según las más recientes Perspectivas Económicas publicadas por la OCDE. Aunque el dinamismo global se mantiene sólido en 2025 con un crecimiento estimado del 3.2%, los pronósticos apuntan a una ligera desaceleración en 2026, cuando el PIB mundial aumentaría un 2.9%, antes de recuperarse nuevamente hacia el 3.1% en 2027.
Este comportamiento refleja un contexto internacional marcado por la normalización de políticas monetarias, la moderación de presiones inflacionarias y una demanda global que continúa ajustándose tras años de shocks económicos. Pese a ello, la actividad internacional se mantiene estable, impulsada por economías emergentes y países que registran un repunte en inversión y consumo.

El informe también destaca que, aunque la desaceleración de 2026 será generalizada, varias economías experimentarán recuperaciones importantes en 2027. Entre ellas figuran Turquía, Israel y Chile, que muestran bases de crecimiento más robustas y proyecciones superiores al promedio del bloque OCDE.
La organización subraya que los riesgos persisten, particularmente aquellos asociados a tensiones geopolíticas, volatilidad en precios de energía y el impacto de la inteligencia artificial en los mercados laborales. Sin embargo, el retorno gradual de la estabilidad macroeconómica y la mejora en las cadenas globales de suministro permiten proyectar un escenario más favorable hacia 2027.
En términos generales, los datos confirman que, pese a los desafíos globales, la economía mundial continúa avanzando con un ritmo moderado pero sostenido, consolidando una recuperación más equilibrada y menos vulnerable a los shocks externos que en años anteriores.
