Las perspectivas de endeudamiento para 2025 muestran un panorama complejo y desafiante para muchas economías a nivel global. Se espera que el endeudamiento público y privado siga en aumento, impulsado por la necesidad de financiar la recuperación económica post-pandemia, las inversiones en infraestructura y la transición hacia economías más sostenibles. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la deuda global podría alcanzar un nuevo récord, superando los US$300 billones de dólares, con un crecimiento particularmente marcado en economías emergentes y en desarrollo.
En las economías avanzadas, el endeudamiento público seguirá siendo elevado debido a los paquetes de estímulo y las políticas fiscales expansivas implementadas para contrarrestar los efectos económicos de la pandemia. Países como Estados Unidos y Japón continuarán con niveles de deuda altos, superando el 100% y 250% del PIB respectivamente. Sin embargo, se espera que estas naciones mantengan acceso a financiamiento a bajo costo debido a su estatus crediticio y la confianza de los inversionistas en sus economías.
Por otro lado, las economías emergentes enfrentan mayores desafíos en términos de endeudamiento. Muchas de estas naciones han acumulado deudas significativas para gestionar la crisis sanitaria y económica, y ahora deben lidiar con condiciones financieras más estrictas y un aumento en las tasas de interés globales. Países como Argentina, Turquía y Sudáfrica enfrentan riesgos elevados de sostenibilidad de la deuda, lo que podría llevar a un aumento en los costos de endeudamiento y la necesidad de reestructuraciones o intervenciones del FMI.
El sector privado también muestra tendencias de aumento en el endeudamiento, especialmente en sectores como el inmobiliario y el tecnológico. Las empresas han recurrido a préstamos y emisiones de bonos para financiar expansiones y nuevas inversiones. Sin embargo, este incremento en la deuda privada plantea riesgos significativos en caso de un cambio abrupto en las condiciones del mercado, como un aumento rápido en las tasas de interés o una desaceleración económica. En resumen, aunque el endeudamiento continuará siendo una herramienta clave para el crecimiento económico, las economías globales deberán gestionar cuidadosamente sus niveles de deuda para evitar crisis financieras y asegurar la estabilidad a largo plazo.