Un nuevo estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI), revela que los períodos prolongados de estancamiento económico que duran cuatro años o más tienden a provocar, dentro de los países, un aumento de la desigualdad de ingresos de hasta un 20%, lo que supera considerablemente el aumento debido a una recesión.
Durante estos períodos de estancamiento, la creación de empleo y el crecimiento salarial se estancan, lo que lleva a un aumento del desempleo estructural. Además, la proporción del ingreso nacional que llega a los trabajadores disminuye, ampliando la brecha entre la cúspide y la base de la pirámide del ingreso. Estas dinámicas, sumadas a un espacio fiscal limitado, agravan aún más la situación.
En los países en desarrollo, existe un considerable margen para incrementar los ingresos mediante reformas tributarias, según el FMI. Estas reformas podrían elevar los ingresos fiscales hasta un 9% del PIB, proporcionando recursos vitales para combatir la desigualdad.
El estudio también destaca que las políticas redistributivas potentes, como los programas de gasto social y la inversión pública en educación, pueden ser significativamente más efectivas en reducir la desigualdad. En las economías en crecimiento del G20, estas políticas podrían disminuir la desigualdad entre 1.5 y 5 veces más que las políticas menos decididas.
El FMI subraya la necesidad de una red mundial de seguridad financiera fuerte para los países que necesiten apoyo. Con este objetivo, la institución está trabajando en un paquete de reformas que se aplicarán a sus mecanismos de préstamo, buscando proporcionar financiamiento a tasas de interés asequibles a los miembros que más lo requieran.
Por primera vez en casi una década, el FMI está revisando a fondo su política de sobretasas. Esta revisión busca asegurar que la institución pueda seguir apoyando a sus miembros con financiamiento accesible, contribuyendo así a mitigar los efectos negativos del estancamiento económico y a promover una mayor equidad global.