El Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció una actualización histórica del Sistema de Cuentas Nacionales (SCN), que redefine la forma en que se mide la actividad económica mundial. Esta nueva edición incorpora de manera más precisa elementos clave de la economía digital, como la inteligencia artificial, los servicios digitales, los criptoactivos y los activos intangibles, con el objetivo de reflejar de forma más realista la estructura económica global actual.

La actualización del SCN, aprobada unánimemente por la Comisión de Estadística de las Naciones Unidas en marzo, representa la sexta revisión en casi nueve décadas y fue elaborada en colaboración con instituciones como la ONU, el Banco Mundial, la Comisión Europea y la OCDE. Esta revisión busca ofrecer a los gobiernos una herramienta moderna y precisa para tomar decisiones en materia de crecimiento, empleo, inversión y respuesta ante crisis económicas.
Uno de los cambios más significativos es la inclusión detallada de los criptoactivos, como el bitcoin. Aunque estos no forman parte del producto interno bruto (PIB) por no generar bienes ni servicios tradicionales, ahora se clasifican como “activos no financieros no producidos” dentro de la riqueza nacional. Esta medida reconoce su relevancia para la estabilidad financiera, la política tributaria y la regulación futura.

Además, el nuevo SCN recomienda a los países desarrollar indicadores específicos que abarquen temas como la inteligencia artificial, el comercio electrónico, la computación en la nube y las plataformas digitales. También proporciona definiciones estandarizadas, como una para la IA, que permitirán su incorporación formal en las cuentas nacionales y en futuras estadísticas económicas.
En respuesta a lecciones derivadas de la crisis financiera global, la revisión también incluye recomendaciones para mejorar el seguimiento de riesgos y vulnerabilidades del sistema financiero, especialmente ante el crecimiento de las instituciones no bancarias y la innovación financiera. Se propone un desglose más detallado de los activos y pasivos financieros, por instrumento y subsector institucional, lo que facilitará un análisis más profundo y preventivo.

Otro avance clave es la mejora en el registro de las actividades de empresas multinacionales, que suelen subcontratar la producción pero retienen el control sobre diseño, marca y propiedad intelectual. Esto permitirá reflejar de forma más precisa los ingresos reales generados en las cadenas globales de valor y garantizar coherencia con el Manual de Balanza de Pagos (MBP).