Las remesas siguen siendo un pilar clave para la economía salvadoreña, representando el 24% del PIB en 2023. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), se espera que este flujo de dinero se mantenga sólido en los próximos años, aunque con una moderación gradual hasta alcanzar el 20% del PIB en 2030.
Este ajuste reflejaría las condiciones del mercado laboral en El Salvador y otros factores económicos globales.

Se debe destacar que, el Banco Central de Reserva (BCR) informó sobre un incremento de las remesas del 12.9% en comparación con el mismo mes de 2024. Este es el mayor crecimiento registrado desde 2021, impulsado en parte por el temor a posibles deportaciones en Estados Unidos, donde residen millones de salvadoreños.
Sin embargo, el FMI advierte que ciertos factores podrían afectar el flujo de remesas a mediano plazo. Entre ellos se encuentran la disminución de exportaciones, menor inversión extranjera y posibles cambios en las políticas migratorias de países receptores de migrantes salvadoreños.

A pesar del impulso que han dado las remesas, el uso de Bitcoin como medio de transferencia sigue siendo marginal. Datos oficiales indican que solo el 1.2% de las remesas ingresó al país a través de criptocarteras, debido a la alta volatilidad de la criptomoneda y la preferencia por la estabilidad del dólar estadounidense.
Los economistas enfatizan la necesidad de fortalecer la estabilidad macroeconómica y diversificar las fuentes de ingreso del país. Aunque las remesas siguen siendo un apoyo fundamental para muchas familias, el desafío a futuro será encontrar estrategias que reduzcan la dependencia de este flujo y fortalezcan la economía local.