
El informe presentado este martes por el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que América Latina y el Caribe crecerán un 2.4% en 2025, una cifra que se mantiene “estable” respecto al año anterior y refleja la resiliencia de la región frente a un entorno internacional complejo. Para 2026, la proyección desciende levemente al 2.3%.

El FMI destaca que esta revisión al alza (+0.4 puntos porcentuales respecto al informe de abril) se debe a menores aranceles de lo previsto para la mayoría de países y a datos económicos más robustos, en especial en Brasil y México. Brasil, la mayor economía de la región, crecerá 2.4% en 2025 (aunque menos que el 3.4% de 2024), y México sube a un 1% gracias a la fortaleza del consumo interno y el nearshoring industrial.
A pesar de estos avances, el FMI advierte que América Latina aún no recupera su dinamismo prepandémico y enfrenta grandes retos: baja inversión, fragilidad fiscal e inflación todavía alta en varios países.

Panorama mundial: ligera mejora, pero persisten riesgos
A nivel global, el FMI elevó su proyección de crecimiento a 3.2% para 2025, en comparación con el 3.0% estimado en julio y el 2.8% en abril. El ajuste refleja el impacto menos negativo de los aranceles estadounidenses y una mayor resiliencia de la demanda privada. Para 2026, la perspectiva mundial se sitúa en 3.1%.
Aunque la amenaza de una nueva guerra comercial y el endurecimiento de las condiciones financieras siguen generando incertidumbre, el FMI subraya que la economía global se ha adaptado mejor de lo esperado. Para consolidar este escenario, el organismo recomienda a los países fortalecer su estabilidad fiscal y avanzar en reformas estructurales, especialmente en las economías emergentes.
En resumen, el FMI reconoce una estabilidad en el crecimiento de América Latina y una mejora para la economía mundial, aunque ambos escenarios siguen rodeados de riesgos externos—lo que obliga a mantener políticas responsables y reformas continuas para afrontar los desafíos futuros.