
En el informe denominado “Perspectivas Económicas para América Latina” 2025 presentado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), El Salvador figura entre los países de Centroamérica con una estructura productiva diversificada, pero de baja complejidad, dependiente de exportaciones de bajo valor agregado.
El alto nivel de empleo informal limita la calidad y competitividad del trabajo, mientras que la proporción de empleos en sectores tecnológicamente avanzados es muy baja en comparación con el promedio de la región. El país enfrenta cuellos de botella estructurales, baja innovación y concentración de exportaciones en productos primarios y manufacturas de baja tecnología.
La necesidad de profundizar las políticas de desarrollo productivo enfocadas en sectores estratégicos como las energías renovables, industria digital y agricultura sostenible es urgente.

Panorama de Centroamérica
Centroamérica comparte retos similares, con países en su mayoría clasificados como diversificados de baja complejidad. La región destaca por la persistente informalidad, baja inversión en innovación y escasa integración comercial intrarregional, lo que limita la competitividad global.Aumentar la adopción tecnológica, mejorar la infraestructura y atraer inversiones son prioridades urgentes para escalar el desarrollo.

América Latina y el contexto regional
A nivel latinoamericano, el informe subraya que la transformación productiva, la transición verde y la inclusión social deben ser abordadas de manera conjunta y sistémica. La región enfrenta baja productividad, alta informalidad (55.1% de los trabajadores en el 2023), y grandes diferencias tecnológicas respecto a economías desarrolladas. La movilización de recursos financieros, públicos y privados, la cooperación internacional y la coordinación regional son imprescindibles para superar estos desafíos y lograr el crecimiento sostenible e inclusivo que demanda el entorno global.
Estos hallazgos invitan a El Salvador y la región a repensar sus modelos productivos, priorizar la inversión en sectores de alto potencial y fortalecer la gobernanza institucional para que la innovación y el desarrollo tecnológico impulsen la creación de mejores empleos y un futuro sostenible.
