La tensión entre la Reserva Federal (Fed) y el Presidente Donald Trump se agudiza tras la decisión del organismo de mantener, por tercera vez consecutiva, los tipos de interés en el rango del 4.25% y 4.50%. Jerome Powell, presidente de la Fed, justificó la medida ante los riesgos crecientes provocados por las políticas comerciales del mandatario, especialmente la reciente oleada de aranceles que han generado incertidumbre global y un desplome bursátil histórico.

En una comparecencia clara y firme, Powell subrayó que la economía estadounidense sigue mostrando solidez, lo que permite a la Fed adoptar una postura de espera. Aunque Trump presiona por una bajada de tipos para contrarrestar el impacto negativo de su guerra comercial, el banco central opta por la cautela ante el riesgo de estanflación, provocada por un posible aumento simultáneo del desempleo y la inflación.
La Fed advirtió que las medidas arancelarias de Trump han incrementado la incertidumbre económica y podrían afectar tanto al crecimiento como a la estabilidad de precios. Pese a la presión del presidente, Powell insistió en que las decisiones del organismo son independientes y que no ha solicitado, ni solicitará, una reunión con él. “Podemos ser pacientes”, reiteró, descartando una bajada de tipos en el corto plazo.

Mientras tanto, el mercado laboral sigue resistiendo con fuerza: en abril se generaron 177.000 empleos, y la tasa de desempleo se situó en un 4.2%. Estos datos han reducido las expectativas de una intervención inmediata de la Fed, aunque Powell advirtió que el rumbo económico dependerá en gran medida del desenlace de las negociaciones comerciales internacionales.
Trump, por su parte, ha intensificado sus ataques contra Powell, acusándolo de manipular la política monetaria, incluso ha llegado a pedir su destitución a través de sus redes sociales, en un contexto de creciente confrontación institucional.

Pese a la presión, Powell ha dejado claro que no abandonará su cargo antes de que concluya su mandato en 2026. A medida que se agrava la disputa, la Fed se erige como uno de los pocos contrapesos que aún resisten al presidente Trump.