Los vendedores informales que comercializan frutas y verduras, llevan el tomate a 5 unidades por un US$1.00, cuando antes daban 10 unidades por el mismo valor. Los salvadoreños manifiestan que cada día todo es más caro y dentro de poco, no podrán lograr cubrir los insumos de su alimentación básica cotidiana.

La Defensoría del Consumidor (DC), en su sondeo de precios mensual indica que los costos de por unidad y mayoreo de los tomates, cebollas, chiles, aguacates, papas y zanahorias han aumentado.

Para el tomate para ensalada la unidad costaba US$0.20 y ahora su valor está a US$0.24.

El quintal de cebollas blancas antes costaba US$30.00 y ahora su precio subió US$5.00 siendo un total de US$35.00 y la unidad antes costaba US$0.21, hoy cuesta US$0.29.

Para el chile el quintal costaba US$34.00 incrementando US$2.00 ahora cuesta US$36.00, el precio de venta por unidad en junio era de US$0.15 y ahora cuesta US$0.26.

En el caso del ciento de aguacate en junio costaba US$20.00 y ahora está llegando a costar US$23.00 y el precio por unidad es de US$0.50 en la zona metropolitana del país.

Solo la papa morena ha bajado US$0.10 debido a que en junio la unidad costaba US$0.60 y ahora cuesta US$0.50.

La zanahoria la unidad en junio costaba US$0.21 y ahora cuesta US$0.25 un incremento de US$0.03.

Comerciantes manifiestan que las ventas han bajado luego que la Defensoría del Consumidor registrara hasta un 34% de incremento en algunos productos de la canasta básica.

El aumento del precio en los combustibles, el incremento al valor de los fletes marítimos, aumento de precio en los insumos para la producción agrícola y otros factores son los que están generando que los alimentos lleguen a precios elevados.

Asimismo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) indica que, en América Latina, los precios de los alimentos representan casi una cuarta parte de la cesta de consumo media. Para los hogares que aún están recuperándose de la crisis del Covid-19, la carestía de los alimentos deja menos recursos para gastar en otros bienes.

En una región que tiene los mayores niveles de desigualdad del ingreso, la carga es más pesada para los hogares de bajo ingreso, que destinan una mayor proporción de sus ingresos a alimentos.