Esto estará motivado, según el análisis, por un debilitamiento de la demanda externa para las exportaciones comunitarias, menores flujos de inversión extranjera directa y unas condiciones crediticias más desfavorables.
Según la firma a pesar de que el crecimiento de la región aún se mantendrá en terreno positivo, el riesgo de recesión se mantiene latente en el caso de que se presente una caída de las principales locomotoras mundiales.
Este debilitamiento de la demanda externa por las exportaciones latinoamericanas afectará en mayor medida a los países exportadores. Aquellos que gozan de la venta de materia prima “serán afectados” por la disminución de los precios internacionales, lo cual a su vez, “ocasionará menores ingresos para los gobiernos de la región”, lo que al mismo tiempo representa un menor margen para mitigar el impacto externo.
El reporte también indicó que los flujos de inversión hacia la región se ralentizarán a medida que las perspectivas para la región “se ensombrecen y la aversión al riesgo aumenta”.
“América Latina aún enfrentará el freno monetario impuesto por los bancos centrales para abatir la inflación y traerla de regreso a las metas establecidas”, señaló el documento.
Con este panorama de fondo, el estudio indicó que América Latina solo expandirá su PIB en un modesto 1%, una clara desaceleración después de haberse expandido en 3.8 % en 2022.
Paralelamente, el informe puso la lupa sobre la reapertura de China, apoyada en el levantamiento de la política de “cero Covid. “Esto les dará alivio a los principales países sudamericanos, permitiéndoles permanecer en territorio positivo en este 2023”, especialmente para Brasil y Argentina, cuyo principal socio comercial en la actualidad es el gigante asiático.