Asimismo, los altos precios han causado graves costos humanos, como hacer que los alimentos sean inasequibles debido al aumento de los costos del transporte, provocar apagones en las fábricas con la consiguiente pérdida de productos esenciales e impedir a los niños que estudien debido a la falta de electricidad.
Esto se debe en parte a que las necesidades energéticas dependen del clima del país, el precio de la energía y las normas culturales, y debido a las formas distintas de medir el consumo de energía o el consumo general en todos los países.
El gráfico de dispersión muestra que las personas con niveles de consumo muy bajos o muy altos tienen menos probabilidades de destinar una fracción importante de su consumo a energía.
El Banco Mundial los individuos con un consumo diario de entre US$5 y US$20 gastan, según las previsiones, más del 11% en energía, mientras que los más pobres y los más ricos del mundo gastan cerca de la mitad.
En términos generales, la clase media se ve más perjudicada cuando aumentan los precios de la energía.
Este patrón significa que en los países de ingreso bajo y mediano, donde casi todos los hogares tienen niveles de consumo inferiores a US$20 al día, el aumento de los precios de la energía afectará más a los más ricos que a los más pobres.
El organismo multilaterial mediante un conjunto de políticas adecuadas, los Gobiernos pueden ayudar a mitigar el impacto de los mayores precios de la energía en los hogares pobres y vulnerables.