Con la mayoría de las medidas de flexibilidad relacionadas con el COVID ya retiradas, la solvencia y la calidad de los activos bancarios han demostrado ser resilientes, con una tasa de mora de 1.8%.
Sin embargo, en el contexto de restricciones financieras, los requerimientos de reserva se han reducido a la mitad desde 2019, y los colchones de liquidez de todo el sistema han disminuido.
Como resultado, la exposición de los bancos al Gobierno Central ha aumentado, alcanzando el 11.1% del total de activos bancarios.
La consolidación fiscal y el plan de financiamiento propuestos, junto con reformas regulatorias que restaurasen los requisitos de reserva a al menos el 15% de los depósitos, fortalecerían los colchones de liquidez bancarios sin socavar el crédito privado.
Esto debería complementarse con la aprobación del proyecto de Ley de Estabilidad Financiera, esfuerzos para recapitalizar al Banco Central de Reserva (BCR) y una revisión del marco legal para los bancos cooperativos.
La infraestructura de pagos del Banco Central (Transfer 365) está mejorando rápidamente los pagos minoristas y cuenta con un alto potencial para la inclusión financiera.
Asimismo, la institución afirmó que se espera que la mejora de los términos de intercambio contribuya a reducir el déficit de cuenta corriente este año, aunque seguirá siendo elevado (5.4 por ciento del PIB), y la política fiscal será expansiva. En un escenario base sin acceso al mercado, se prevé un aumento de la deuda pública de corto plazo, impidiendo el restablecimiento de colchones de reservas adecuados.