En 2020, la economía se contrajo un 6.4%, con pérdidas de empleo que afectaron al 8.3% de la fuerza laboral. A pesar de los esfuerzos de los gobiernos para amortiguar los efectos negativos de la pandemia. El reporte muestra que estos fenómenos han cambiado parcialmente el panorama de la pobreza en la región, debido a que han afectado de manera sucesiva a las áreas urbanas y a la clase media.
1-La recuperación educativa en 2021 fue insuficiente para recuperar las pérdidas y sanar las cicatrices duraderas dejadas por la pandemia. Sin programas cohesivos de recuperación del aprendizaje basados en la evidencia, existe un alto riesgo de que toda la generación que fue afectada por los cierres de escuelas durante la pandemia vea reducidos sus ingresos en un 12% a lo largo de su ciclo de vida.
2-La inflación está afectando a los hogares. El contexto ha dificultado que las familias se adapten a un aumento promedio del 8.9% en los precios de los alimentos y los combustibles después del comienzo del conflicto en Ucrania.
3-Hay un continuo deterioro en los estándares de vida de grupos vulnerables como las mujeres, los jóvenes y los trabajadores no calificados. La COVID-19 ha llevado a que muchos en estos grupos reduzcan su consumo de alimentos y de otros bienes esenciales, o a utilizar sus ahorros.
4-El desempeño del mercado laboral tendrá un rol crucial en la capacidad de los hogares pobres de América Latina para recuperarse dada la limitada capacidad fiscal. Para las familias de bajos ingresos, los ingresos laborales representan, en promedio, alrededor del 84% de sus ingresos totales; los cuales aún están por debajo de los niveles prepandemia en la mayoría de los países.