El Banco Mundial advirtió que América Latina y el Caribe arrastran un “siglo perdido” de crecimiento debido a su rezago en innovación, educación y adopción tecnológica. A pesar de haber tenido ingresos similares a los de Europa a inicios del siglo XX, la región se estancó frente a economías como Corea del Sur o Finlandia que lograron aprovechar la frontera tecnológica.

Según el informe, la región no logró “aprender a aprender”, es decir, desarrollar las capacidades necesarias para asimilar y aplicar nuevas tecnologías. La falta de capital humano, universidades poco vinculadas con la industria y un entorno empresarial débil han frenado la productividad y la diversificación económica.
El estudio revela que la densidad de nuevas empresas en América Latina sigue siendo baja, con solo 3,2 registros por cada 1,000 adultos en edad laboral, muy por debajo de Asia y Europa. Además, las inversiones de capital de riesgo son escasas y muchas startups tecnológicas dependen de financiamiento extranjero.

La educación también es un obstáculo clave: menos del 20% de los graduados universitarios eligen carreras de ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas. Esto limita la capacidad para generar innovación propia y aumenta la dependencia de tecnologías extranjeras.

El Banco Mundial recomienda construir “economías de aprendizaje” que fortalezcan la formación técnica, impulsen la investigación y fomenten la cooperación entre universidades y empresas. Asimismo, destaca que sin reformas profundas en innovación y productividad, la región continuará atrapada en la “trampa del ingreso medio”.