El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha realizado una inversión significativa de US$1,068 millones en la construcción y modernización de plantas hidroeléctricas en la región, la institución desempeña un papel crucial en la transición energética de América Latina y el Caribe, actuando como Secretaría Técnica de la iniciativa “Renovables en Latinoamérica y El Caribe” (RELAC).
Este esfuerzo colaborativo involucra a 16 países de la región y tiene como objetivo fundamental acelerar el cambio hacia sistemas eléctricos carbono-neutrales. Para 2030, los países miembros se han comprometido a asegurar que al menos el 80% de la generación eléctrica provenga de fuentes renovables, marcando un paso decisivo hacia la sostenibilidad.
A pesar de estos esfuerzos, el ritmo de la transición debe acelerarse. Entre 2015 y 2022, la capacidad renovable en la región creció un 51%, alcanzando el 64% de la generación eléctrica a partir de fuentes renovables en 2022. No obstante, la demanda de electricidad en la región está proyectada a crecer un promedio anual de 2.3% de 2022 a 2050, lo que implica que se requiere un aumento aún mayor en la capacidad de generación renovable para cumplir con los objetivos climáticos.
Sin cambios significativos en las matrices energéticas y en los planes de expansión, América Latina y el Caribe enfrentan el riesgo de no alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050. La región necesita implementar estrategias más agresivas y sostenibles para asegurar que la transición energética se alinee con las metas globales de reducción de emisiones.
Además, América Latina y el Caribe tienen una oportunidad histórica para avanzar hacia el acceso universal a la energía eléctrica de manera justa e inclusiva. Actualmente, 16.2 millones de personas en la región aún carecen de acceso a electricidad. Aprovechar esta oportunidad puede no solo impulsar el desarrollo económico y social, sino también garantizar una transición energética que beneficie a todos los ciudadanos de la región.