El bitcoin rompió este jueves la barrera de los US$101,000 por primera vez desde marzo, cotizando a US$101,328 a las 9:45 a.m., impulsado por una combinación de incertidumbre monetaria en Estados Unidos, mayor interés institucional y señales políticas que favorecen su adopción. El repunte ocurre en medio de un contexto global donde las criptomonedas vuelven a posicionarse como refugio y activo estratégico.

La Reserva Federal, liderada por Jerome Powell, mantuvo su tono ambiguo respecto al futuro de las tasas de interés. Sin anunciar recortes ni subidas, la postura de “esperar y ver” dejó al mercado sin certezas, pero también sin nuevas amenazas. Esta indefinición fue interpretada como una pausa favorable por los inversores, lo que reavivó el apetito por activos de riesgo como el bitcoin.
Además del clima monetario, el bitcoin se ve fortalecido por un renovado impulso político en Estados Unidos. Donald Trump ha manifestado interés en que el país explore el bitcoin como reserva estratégica, y estados como Texas estudian formalmente su incorporación. Este respaldo político, inédito hasta hace poco, da nueva legitimidad a la criptomoneda.

En el plano institucional, los flujos de capital reflejan un cambio profundo. El iShares Bitcoin Trust (IBIT), gestionado por BlackRock, ha registrado más de US$6,960 millones en entradas netas en lo que va del año, superando incluso al histórico SPDR Gold Trust (GLD). Esto confirma una creciente preferencia de los grandes inversores por el bitcoin como activo de resguardo.
Empresas como Metaplanet, apodada la “MicroStrategy japonesa”, también están acumulando bitcoin de forma agresiva, consolidando su posición como parte de una estrategia financiera de largo plazo. Esta evolución refuerza la percepción de que el bitcoin ha dejado de ser solo un activo especulativo para convertirse en un componente central de las carteras modernas.
