La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) ha revelado en su informe más reciente sobre «Cuestiones claves en la revisión del comercio digital» que el comercio digital está experimentando un crecimiento notable, acercándose a la cifra de US$5 billones. Este crecimiento acelerado supera al del comercio tradicional, indicando una transformación significativa en el panorama global del comercio. Sin embargo, este rápido desarrollo también presenta desafíos importantes para los gobiernos, quienes deben asegurar una distribución equitativa de las oportunidades que surgen en este nuevo contexto.
La transformación digital ha sido un catalizador fundamental en la reducción de los costos asociados con la participación en el comercio internacional. Este fenómeno ha alterado tanto el cómo como el qué comerciamos, impulsando una mayor competitividad en el mercado global. Las empresas ahora pueden operar con mayor rapidez y eficiencia, gracias a las herramientas digitales que han facilitado el acceso a nuevos mercados y oportunidades.
El impacto de la digitalización se refleja en la manera en que las actividades empresariales se llevan a cabo. Las empresas están avanzando más rápidamente y con mayor facilidad en sus procesos de producción, lo que contribuye a una mayor agilidad en el intercambio de bienes y servicios. Además, la digitalización ha creado nuevos ecosistemas que favorecen la conexión entre las empresas y los consumidores en todo el mundo.
Un aspecto destacable de la digitalización es su capacidad para fortalecer la resiliencia de las cadenas de suministro. Las herramientas digitales y la conectividad creciente permiten a las empresas adaptarse mejor a los desafíos y fluctuaciones del mercado, lo que resulta en una mayor estabilidad y continuidad en las operaciones. Este fenómeno es particularmente beneficioso para las micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES), que ahora tienen mayores oportunidades de conectarse y competir a nivel global.
La digitalización también desempeña un papel crucial en la transición hacia prácticas más sostenibles. La creciente conectividad digital y las herramientas asociadas pueden acelerar la adopción de prácticas verdes y apoyar a las empresas en su transición hacia modelos de negocio más sostenibles. Esta capacidad para integrar prácticas medioambientalmente responsables es esencial para enfrentar los desafíos climáticos y construir un futuro más sostenible.