El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) informó que los miembros de la Plataforma Regional de Cambio Climático de Ministerios de Hacienda, Economía y Finanzas de América Latina y el Caribe anunciaron la creación de un nuevo grupo de trabajo para apoyar la integración de la conservación de la biodiversidad en las políticas fiscales y financieras de toda la región.
Es esta la primera vez que los ministerios de finanzas de la región unen sus fuerzas para impulsar la agenda de biodiversidad. Los ministros y representantes de la Plataforma Regional formularon el anuncio durante un evento celebrado en la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad 2024 (COP16).
El objetivo del nuevo grupo de trabajo, que presidirán Uruguay y Belice, es sentar las bases para que todos los miembros de la Plataforma puedan aprender juntos y avanzar en el alcance de su labor en materia de biodiversidad. Más específicamente, el grupo buscará construir una agenda de política fiscal para la biodiversidad y el capital natural y estudiar casos de medición del capital natural en la región desde una perspectiva de riesgo fiscal.
«Los ministerios de Finanzas pueden ser aliados potentes en la lucha por proteger el rico patrimonio natural de nuestra región. Con la acción climática en primera línea, ahora debemos ampliar nuestro enfoque para proteger las innumerables especies y ecosistemas que hacen únicos a nuestros países», dijo el vicepresidente ejecutivo del BID, Jordan Schwartz. «El BID está trabajando para convertir esta visión en realidad al unir a los gobiernos, las empresas y la comunidad financiera para invertir en la naturaleza y cerrar las brechas de financiamiento. Juntos, podemos construir economías que no solo mantengan nuestra riqueza natural, sino que la valoren y la ayuden a prosperar», dijo Schwartz.
América Latina y el Caribe es una potencia en términos de naturaleza, ya que alberga el 40% de la biodiversidad del planeta, la que desempeña un papel crucial en el desarrollo y sustenta directamente los medios de vida de sus poblaciones. Sin embargo, es también la región que experimenta el deterioro más acelerado de la biodiversidad debido a las actividades humanas, un proceso agravado por el cambio climático. Al mismo tiempo, el déficit de financiación de la biodiversidad se estima entre US$600,000 millones y US$800,000 millones al año.
Alrededor del 20% de los puestos de trabajo de la región dependen en gran medida de los servicios ecosistémicos, y una parte importante corresponde a poblaciones vulnerables, como sus 42 millones de habitantes indígenas. Un 12% del valor económico de la región procede de sectores altamente dependientes de la naturaleza.