El precio del café ha escalado a cifras récord, impulsado por factores como el cambio climático, la inestabilidad política y problemas logísticos globales. Expertos advierten que, aunque podría haber una leve disminución en el futuro, la volatilidad se mantendrá, afectando tanto a productores como a consumidores.
Las malas condiciones climáticas en Brasil y Vietnam, principales productores mundiales, han generado temores de escasez. Sequías severas han afectado significativamente la producción, mientras la demanda supera ampliamente la oferta, elevando los precios de las variedades arábica y robusta a niveles sin precedentes.
Los pequeños productores, responsables de dos tercios de la producción mundial, enfrentan serias dificultades. A pesar de los elevados precios, muchos viven en condiciones de pobreza. En respuesta, el G7 ha aprobado la creación de un Fondo Mundial para la Sostenibilidad y la Resiliencia del Café, buscando apoyar la innovación y garantizar pagos más justos para los agricultores.
El arábica, conocido por su sabor refinado, ha sido particularmente afectado debido a su cultivo en altitudes más sensibles al cambio climático. Mientras tanto, el robusta, aunque más resistente, tiene una demanda menor, lo que refleja su perfil menos apreciado en el mercado.
Con un incremento del 90% en el precio del arábica durante 2024, este alcanzó un récord de US$3.48 por libra el pasado 10 de diciembre, superando los valores de 1977. El futuro del mercado cafetero dependerá de soluciones sostenibles para garantizar tanto la estabilidad económica como la protección de los pequeños agricultores.