El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la imposición de un arancel del 50% sobre las importaciones de cobre a partir del 1 de agosto de 2025. Según explicó a través de su plataforma Truth Social, la decisión responde a una “sólida evaluación de seguridad nacional” que busca proteger sectores estratégicos del país. El cobre es considerado un insumo clave para la fabricación de semiconductores, aviones, sistemas de defensa y centros de datos.

Trump justificó la medida al señalar que el cobre es “el segundo material más utilizado por el Departamento de Defensa”. En ese contexto, afirmó que Estados Unidos necesita garantizar el acceso seguro a este metal crucial para su infraestructura tecnológica y militar. El anuncio forma parte de una política más amplia orientada a reducir la dependencia de importaciones en sectores considerados sensibles.
Cabe recordar que, en abril, el mandatario impuso un arancel general del 10% a todas las importaciones, incluso aquellas que no pueden producirse dentro del país. Sin embargo, inicialmente hizo excepciones con productos como el oro, el cobre, el petróleo y los medicamentos. Esta semana, se retractó de esas exenciones y anticipó incluso un posible arancel del 200% a los productos farmacéuticos.

Tras conocerse el anuncio, los mercados reaccionaron de inmediato. El precio del cobre se disparó en la bolsa de Nueva York, registrando un aumento de casi el 10%, lo que lo llevó a alcanzar un nuevo máximo histórico. Analistas anticipan que esta alza tendrá repercusiones en diversos sectores industriales.
Fabricantes de automóviles, electrodomésticos y equipos electrónicos temen un incremento significativo en los costos de producción. El cobre es un componente esencial en una amplia gama de productos de consumo y tecnologías limpias, lo que podría traducirse en un encarecimiento para los consumidores y posibles tensiones en las cadenas de suministro global.
