El Banco Mundial ha instado a los países, especialmente a aquellos con bajos ingresos, a implementar reformas que garanticen una mayor transparencia en la gestión de la deuda pública. La recomendación surge ante la creciente complejidad de los instrumentos financieros utilizados y la opacidad en las operaciones relacionadas con créditos y reestructuraciones.

Según un reciente informe del organismo, aunque más países han comenzado a divulgar datos generales sobre su deuda pasando de menos del 60% en 2020 a más del 75% en 2024, solo una minoría proporciona detalles completos sobre nuevas líneas de crédito y condiciones específicas. Esta situación debilita la rendición de cuentas y eleva los riesgos fiscales.
El Banco también advirtió sobre el uso de instrumentos como swaps de bancos centrales, préstamos garantizados y emisiones internas de deuda sin suficiente documentación pública. Estas prácticas dificultan el monitoreo externo e impiden una evaluación precisa de la sostenibilidad fiscal.

Casos recientes como el de Senegal, donde la verdadera magnitud de la deuda fue revelada por el Tribunal de Cuentas y posteriormente confirmada por el FMI, ilustran las consecuencias de ocultar o tergiversar información financiera clave. Asimismo, algunas naciones han acordado reestructuraciones con ciertos acreedores sin informar a otros, generando desequilibrios.
Ante este panorama, el organismo multilateral propone establecer autoridades independientes de supervisión, realizar auditorías regulares y publicar los acuerdos de deuda firmados. Estas medidas buscan fomentar la confianza de los mercados, reducir los costos financieros y mejorar la atracción de inversiones.