La última actualización del informe de inflación alimentaria del Banco Mundial revela que la inflación de los precios de los alimentos ha alcanzado niveles alarmantes, superando el 5% en la mayoría de los países de ingresos bajos y medianos. En concreto, el 77.3% de los países de ingreso bajo, un 54.3% de los países de ingreso mediano bajo, y un 44% de los países de ingreso mediano alto están experimentando este aumento. La inflación de alimentos también afecta a los países de ingreso alto, aunque en menor medida, con un 10.7% de estos países reportando cifras superiores al 5%.
Además, el informe «El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2024» destaca los obstáculos que enfrenta la comunidad internacional para cumplir con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS), que busca erradicar el hambre. A pesar de algunos avances en ciertas regiones, la desnutrición sigue siendo un problema crítico, afectando entre 713 millones y 757 millones de personas en 2023.
A medida que se acerca el final del año, se pronostica que 2024 será uno de los años más calurosos registrados. El informe de seguimiento del Sistema de Información sobre los Mercados Agrícolas (SIMA) subraya que los patrones climáticos recientes están generando un impacto significativo en los mercados de productos básicos. En particular, se anticipa que la producción de maíz disminuirá en regiones como la Unión Europea, México y Ucrania debido a las altas temperaturas, mientras que la producción de soja aumentará gracias a las condiciones favorables imperantes en Estados Unidos.
La combinación de inflación alimentaria y restricciones comerciales genera un ciclo perjudicial que agrava la crisis de seguridad alimentaria. Las naciones más vulnerables son las que sufren las consecuencias más severas, ya que dependen en gran medida de las importaciones para satisfacer sus necesidades alimentarias. Esta dinámica requiere una respuesta coordinada a nivel.