
¿Qué harías si mañana tienes un gasto médico inesperado, o si tu vehículo sufre un daño grave? La respuesta de la mayoría, aquí en El Salvador, es simple: usar la tarjeta de crédito o pedir un préstamo.

Tu primera meta financiera no es invertir ni hacerte rico rápido. Tu meta es construir tu fondo de emergencia. Piensa en él como un chaleco antibalas que te protege de la deuda. Este fondo te permite pagar los imprevistos con tus ahorros, no con dinero prestado.

La mejor forma de lograrlo es con el ahorro automático: programa una transferencia a una cuenta separada el mismo día que te pagan. Mueve ese dinero antes de que tengas la oportunidad de gastarlo.

Finalmente, guarda ese dinero en una cuenta de fácil acceso, pero sin tarjeta de débito, para que no caigas en la tentación de usarlo en el consumo diario. Este colchón te dará una tranquilidad invaluable y es el verdadero primer paso hacia la libertad financiera.