En la región latinoamericana la deuda pública promedio del gobierno central ha experimentado una reducción en 2024, aunque se mantiene en niveles históricamente elevados. Este descenso de 3.9 puntos porcentuales del PIB respecto a 2023, situando el promedio en 51.2% del PIB a diciembre de 2024, es un respiro para la estabilidad económica. Sin embargo, la atención se centra en países que han logrado un desempeño excepcional en este panorama, destacando El Salvador como un ejemplo a seguir.
El Salvador, junto a Argentina y Nicaragua, figura entre los ocho países de la región que lograron disminuir sus niveles de deuda pública. Mientras Argentina presenta una caída significativa explicada en gran medida por la metodología de construcción de la relación deuda/PIB, el caso salvadoreño resalta por su esfuerzo y la efectividad de sus políticas fiscales.

Este logro es aún más relevante si se considera que la subregión centroamericana alcanzó en marzo de 2024 un 46.9% del PIB en deuda pública, cifra inferior al promedio regional y sudamericano.
La reducción de la deuda del gobierno central en El Salvador no solo es una señal de fortaleza económica, sino que también genera confianza en los mercados internacionales y atrae inversión. A pesar de que la deuda regional aún supera el 50% del PIB, un nivel similar al de hace dos décadas, el compromiso de países como El Salvador con la disciplina fiscal y la sostenibilidad de sus finanzas públicas es un motor para la recuperación y el crecimiento a largo plazo.

Este panorama de mejora en la deuda pública, impulsado también por el dinamismo del PIB nominal en algunos países, es una muestra de que, con políticas adecuadas y un enfoque en la estabilidad, las naciones de América Latina pueden superar los desafíos económicos. El Salvador, con su notable reducción de deuda, se posiciona como un referente de gestión financiera, abriendo camino para un futuro más próspero en la región.