En marzo de 2025, el índice de precios de los alimentos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) se mantuvo prácticamente sin cambios respecto a febrero, registrando un promedio de 127.1 puntos. Este resultado refleja un equilibrio entre las subidas en los precios de la carne y los aceites vegetales y las caídas en los de cereales y azúcar. Pese a la estabilidad mensual, el índice sigue siendo un 6.9 % más alto que hace un año, aunque se mantiene 20.7% por debajo del máximo registrado en marzo de 2022.

El índice de precios de los cereales bajó un 2.6% respecto a febrero, influido por la mejora en las condiciones de cultivo de maíz en América del Sur y el debilitamiento de la demanda china. Las cotizaciones del trigo también retrocedieron ante un contexto comercial más incierto y mayores disponibilidades exportables, especialmente desde la Federación de Rusia.
Por el contrario, el índice de aceites vegetales aumentó un 3.7%, impulsado por la escasez de producción de aceite de palma en el sudeste asiático y el alza en los precios de aceite de soja, colza y girasol. La competitividad del aceite de soja frente a otros aceites comestibles, sumada a una fuerte demanda internacional, compensó la menor demanda del sector de biocombustibles.

En el sector cárnico, los precios subieron un 0.9 %, principalmente debido a la recuperación de las exportaciones de carne porcina desde Alemania, tras la revalidación sanitaria frente a la fiebre aftosa. También se observó un aumento en los precios de carne ovina y bovina, favorecido por la demanda estacional y la escasa oferta, respectivamente.
Los productos lácteos mantuvieron su nivel promedio de 148.7 puntos, con estabilidad en marzo frente a febrero. No obstante, la leche entera en polvo subió, mientras que la actividad compradora global mostró señales de moderación.

El azúcar fue el único índice que experimentó una baja más clara, con un descenso del 1.4 % en marzo. Factores como la mejora climática en Brasil y la disminución de la demanda global incidieron en la baja de precio. Esta combinación de tendencias mixtas refleja la continua sensibilidad del mercado alimentario global a factores climáticos, políticos y comerciales.